miércoles, 22 de mayo de 2013

mentiras maravillosas




Un trocito de una novela aún sin editar. Mi segunda hija "Mentiras maravillosas":


...Se puso de pie con dificultad. Le dolían las rodillas. El camisón de felpa con florecillas violetas apenas se las tapaba. Hubo un tiempo en que sus rodillas también querían otras cosas. Parecían estar igual de amnésicas.
Se desvistió frente al espejo. Poco a poco. Como si desconociera lo que había debajo, como si fuera una forastera, como si le diera miedo descubrirse. Escuchó un redoble de tambores, en algún lugar la anunciaban. Un circo quizá, una feria de ganado. Trrrrrrrrrrrrrrr.
En el espejo apareció su pubis recortado, las huellas de una operación que dolió muchísimo, las cicatrices de los árboles de su infancia, la línea curva de su abdomen. El lunar alojado en el ecuador de su cuerpo: como una mosca flotando en un tazón de leche tibia. Los pequeños pezones pardos. El hombro izquierdo: repleto de pecas. Su cara. ¿Era su cara?
 Se contempló apática. Se olió el aliento amargo, los sobacos. Jugo a no pestañar, como cuando era niña. Lloró una lágrima. Cerró los ojos. Los abrió: seguía allí.
Esa no era ella.
‘No soy yo’.
 No estaba bien que a la vida se le cayeran las tetas.
—Violeta —dijo en voz alta. Invocándose. Con los ojos clavados en los de la otra....

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